lunes, 28 de octubre de 2013

Infancia de los 50, 60 y70

Aunque lejos de la informática y la electrónica, los chavales de antes también lo pasábamos bien dentro de nuestras posibilidades, porque casi todos los juegos que tienen hoy los chavales en vídeo juegos, los teníamos antes en la vida real por ejemplo, cuando queríamos jugar a las guerras, jugábamos en la calle o en el campo, formando dos bandos, a veces entre los bandos había rivalidad, por que eramos una calle contra otra, o un barrio contra otro, las armas cuando no podíamos comprarlas, las fabricábamos nosotros mismo, como el arco, las flechas, la onda para tirar piedras, no muy grandes claro, la espada hecha de madera, el parapeto, el tira chinas, aunque usábamos todas clases de artilugios fabricados por nosotros mismo, no eramos muchos los que pasábamos por la casa socorro, además a esas edades las cicatrices cerraban pronto, eso si la paliza de turno y un par de días con la cabeza vendada no había quien te lo quitara.

Después cuando no estábamos en el campo de batalla, nos íbamos a bañarnos al río, a escondida de nuestros padres, claro, al principio nos bañábamos con los calzoncillos, pero cuando llegábamos a casa nuestras madres que no eran tontas, se daban cuenta del amarillento del calzoncillo, y paliza al canto, entonces decidimos de que había que hacer algo, y optamos por bañarnos en cuero, pero no asustarse porque rara ves venían guerreras, y cuando venían no se bañaban, porque cuando empezábamos a quitarnos las ropas, se iban a dar una vuelta, hasta que terminábamos de bañarnos, aunque yo creo que no iban muy lejos, se quedaban por allí escondidas para mirar.

Después de las aventuras de la guerra y el baño en el río, ya algunos calentitos por alguna  que otra paliza de nuestros padres, porque aunque nos bañábamos en cuero, como se dice ahora en pelota picada, siempre había algún chivato que se iba de la lengua o alguna chivata, nos íbamos a jugar pero ya eran unos juegos menos peligrosos, como el trompo, la lima, el turco que normalmente lo jugaban las niñas, y algún que otro mariposilla, a pico panza panza pico, al escondite que lo jugaban lo mismo niñas que niños y que más de uno o una aprovechaba para esconderse con la que le gustaba o el que le gustaba para darle un beso o lo que surgiera, a piola, a palma arriba palma abajo al cielo voy, a saltar con la cuerda, al pañuelo, al elástico, a la tángana, a la siete y media, a la gallina ciega, al coger, a un dos tres pollito ingles, a la pelota, a las canicas, a la olla.....

Ya por la tarde después de la merienda, de pan con aceite y azúcar, o pan con chocolate, que para poder untarlo como si fuera nocilla, poníamos la onza de chocolate al sol para que se derritiera, ahora había que buscarse la forma de entrar al cine sin pagar, porque después de tantas travesuras durante el día nuestros padres no nos daban ni una perra gorda,  yo si tenia suerte y mi hermana salia con el novio estaba salvado porque para que mi hermana pudiera salir con el novio me tenia que llevar a mi de carabina, pero cuando volvíamos la esquina mi cuñado me daba para el cine para que los dejara solos,  otras veces íbamos a barrer el cine de verano y entrabamos gratis, cuando no como el cine estaba echo de tablas,  siempre había unas grietas o agujeros por donde se podía mirar para ver la película.

Y esta era una jornada de un chaval de aquellos tiempos, que aun que no teníamos tanta tecnología ni tantos medios, también lo pasábamos bien.  

Francisco Perez Duran, uno de aquellos chavales
        

viernes, 11 de octubre de 2013

La historia de Francisco y Daniel.

Francisco era un hombre de 61 años, que por una enfermedad estaba dado de  baja, Francisco era pensionista, Francisco como muchos españoles de niño no había podido ir a la escuela, porque con 11 años se tuvo que poner a trabajar para ayudar a su familia, Francisco iba por las tardes a las clases de adultos, las clases empezaban a las 6:30 de la tarde, Francisco salia de su casa a las 5 de la tarde y se sentaba en un banco que había en una plazoleta  antes de llegar a la escuela de adultos, allí conoció a Daniel  un niño de 8 años que jugaba en la plazoleta, Daniel se sentó en el mismo banco donde estaba Francisco, Daniel era un niño muy curioso como cualquier niño de su edad, Daniel se dio cuenta de que Francisco llevaba una carpeta con unos cuadernos y unos lapices Daniel le pregunto que si la carpeta era de su nieto, Francisco un poco avergonzado le dijo que no que era suya, Francisco le podía haber dicho que si que aquella carpeta era de su nieto y haber acabado hay con la curiosidad de Daniel, pero no el quiso contarle la verdad, a Daniel cuando Francisco le confeso que la carpeta era suya le despertó aun más la curiosidad, porque a Daniel le costaba entender que un abuelo tuviera que ir a la escuela, entonces Francisco le explico que el cuando tenia su edad no pudo asistir a la escuela por que eran otros tiempos, las familias eran más numerosas y los sueldos eran muy bajos y las viviendas no eran tan numerosas como ahora, Francisco le contó a Daniel para que se hiciera una idea, que cuando el tenia su edad vivía en una casa que pertenecía a su abuelo, la casa tenia 6 habitaciones y un solo cuarto de baño, en cada habitación vivía una familia, por ejemplo, en la planta de abajo vivían su tía Dolores que eran en total 9 personas, su tío Manolo que eran en total 7 personas, su tío Tomas que eran en total 6 personas, y en la planta de arriba,  su tía Rosario que eran 5 personas en total, su abuelo que su abuelo con dos tíos suyos que estaban sorteros, y los padres de el que eran 9 personas en total, Daniel aun que era pequeño supo entender, iso sus cálculos y llego a la conclusión de que en cada habitación vivían de media unas 7 u 8 personas.
      Daniel no podía entender como en una sola habitación podían vivir, 7 hermanos un papa y una mama, , porque ellos eran 4 en total y vivían en un piso  piso de 4 habitaciones, una cocina grandisima, un cuarto de baño para ellos solos, y una terraza de 10 metros.
        Desde aquel  momento Daniel empezó a valorar mucho más las cosas, porque se sentía afortunado de vivir como vivía,
Francisco

      

jueves, 12 de septiembre de 2013

El cuento del pato saturnino y la perrita kira

Saturnino era un pato, que cuando era pequeño se extravió  de su madre, su madre vivía en un parque, saturnino apena tenia dos días cuando se perdió, y andaba de un lado para otro sin saber donde ir ni a quien acudir, estaba confundido, porque era tan pequeño que no recordaba muy bien como era su madre, saturnino se perdió una  mañana y se llevo todo el día buscando a su madre, ya por la tarde al ponerse el sol, llego al parque, Laura, una niña que todo los días salia al parque para pasear a su perrita kira, Laura era una niña que le gustaban mucho los animales, estando Laura sentada en un banco del parque vio pasar a saturnino, tenia muy mal aspecto, Laura lo cogió y lo miro para ver si estaba herido, pero gracias a dios estaba bien, lo que si tenia era mucha hambre y sed, Laura como ya era muy tarde no quiso dejarlo en el parque solo, eso si dio una vuelta por el parque para ver si encontraba a la madre de saturnino, pero no tubo surte así que se lo llevo a su casa, lo metió en un baño con agua y le echo un poco de pan, saturnino disfruto muchísimo comiendo y bebiendo, Laura le preparo una camita en una caja de madera para que Saturnino pasara allí la noche, a la mañana siguiente Laura se levanto para ir a la escuela, Laura le  dijo a su madre que cuidara de Saturnino hasta que ella volviera de la escuela, cuando volvió de la escuela Laura se llevo a saturnino y a kira al parque para ver si encontraba a la madre, cuando llegaron al parque lo soltó en el suelo para ver lo que hacia, pero saturnino no se despegaba de la vera de Laura, es más donde iba kira iba el, entonces Laura pensó que a lo mejor en el lago tendría más suerte a la hora de encontrar a la madre de saturnino, llegaron al lago y saturnino se lanzo  a la gua de cabeza y se veía muy contento entonces Laura pensó que ahí seria más fácil encontrar a su madre, pero cual fue su sorpresa que cuando se alegaba del lago con kira saturnino iba detrás de ellas. 

Paso el tiempo y saturnino se hizo mayor ya era un pato adulto, Saturnino llevaba con kira ya un año y Laura los sacaba todos los días al parque para que los dos corrieran y jugaran y sobre  todo para que Saturnino y Kira se bañaran en el lago, jugaban con otros patos que había en el lago, quizás algunos de aquellos patos pudieran ser hermano de el, Saturnino y Kira lo pasaban muy bien pero cuando Laura y kira  se iban para su casa saturnino corría de tras de ellas, Saturnino se encontraba muy a gusto en casa de Laura con Kira que para el era como su madre,  

Kira tenia ya 14 años cuando por causas de la edad falleció, Saturnino se quedo muy triste pero lo afronto bien porque era un pato muy inteligente, y sabia que eso era natural, Laura sintió mucho la perdida de kira porque llevaban mucho tiempo juntas. 

Laura siguió. yendo al parque con Saturnino pero ya no era lo mismo, porque Laura lo quería mucho y nunca lo iba abandonar, pero a Saturnino le faltaba lo principal su madre, aun que Laura lo quería mucho, Saturnino se daba cuenta de que Laura quería mucho a kira y cuando iban al parque Laura lo pasaba muy mal, porque se acordaba mucho de su perrita kira. Un día llegaron al parque y Saturnino llevaba una idea en la cabeza perderse en el parque para que Laura no tuviera la obligación de tener que llevarlo al parque, todos los días, porque el sabía que Laura nunca lo iba abandonar. Saturnino llevo acabo su plan, Laura los primeros días lo estuvo buscando por todo el parque, por el lago y los alrededores del parque, pero no tuvo suerte, sin embardo Saturnino si la veía a ella, escondido entre los matorrales.

Paso el tiempo y Laura se hizo mayor, un día paseando con su novio por la orilla del lago, vio como un pato se le acercaba, se miraron a los ojos y enseguida se dio cuenta de que se trataba de Saturnino. Ella ya le había hablado a su novio de Saturnino, entonces Laura con lágrimas en los ojos, le dijo a su novio mira ese es Saturnino, Laura se dio cuenta que estaba muy bien y se puso muy contenta, al verlo, y todo los días paseaba con su novio  por el lago para verlo.

los patos no hablan con las personas pero Laura y Saturnino se en tendían solo con la mirada.

Aquí acaba esta historia de Laura, Saturnino y kira tres seres que se querían mucho.       

    
Saturnino
Laura

Kira y Saturnino

miércoles, 4 de septiembre de 2013

El poder de la mente

Los muros que nos aprisionan son mentales no reales.
Un oso recorría constantemente, arriba y a bajo, los seis metros de largo de la jaula, cuando, al cabo de 5  años quitaron la jaula.
El oso siguió recorriendo arriba y abajo, los mismos seis metros, como si aun estuviera en la jaula,
      ......Y lo estaba..... para él...

Nuestros enemigos no son los que nos odian, sino aquellos a quien nosotros odiamos.

Un ex-convicto de un campo de concentración Nazis fue a visitar a un amigo que había combatido con tan penosa experiencia.
;; ¿Has olvidado ya a los Nazis? le pregunto a su amigo. Si dijo este. "pues yo no, Aun sigo odiándolos con toda mi alma. " Su amigo le dijo apaciblemente. " entonces aun siguen teniéndote prisionero.

La mayoría de las veces, los defectos que vemos en los demás son nuestros propios defectos. "Perdone señor," dijo el ultimo estudiante, " pero no he sido capaz de descifrar lo que me escribió usted al margen de mi ultimo examen... "-"Le decía que escriba usted más legible, " le replico el profesor.

                                                             El poder del miedo

La peste se dirigía a Damasco y paso velozmente junto a la tienda del jefe de una caravana en el desierto,
¿A donde vas con tanta prisa? " Le pregunto el jefe, A Damasco. pienso cobrarme un millar de vidas.
De regreso  la peste paso de nuevo junto a la caravana. Entonces el jefe le dijo. "!ya se que te has cobrado 50.000 vidas no el millar que habías dicho¡"  "no respondió la peste. "yo solo me he cobrado mil vidas. El resto se lo ha llevado el miedo."


                                                                     La felicidad

Decía un anciano que solo se había quejado una vez en toda su vida. Cuando iba con los pies descalzos y no tenia dinero para comprar zapatos. Entonces vio a un hombre feliz que no tenia pies. Y nunca volvió a quejarse.

                                                             Diógenes

Estaba el filósofo Diógenes cenando lentejas cundo le vio el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey. Y le dijo Aristipos: " Si aprendieras a ser sumiso al rey no tendrías que comer esa basura de lentejas" A lo que replico Diógenes: " Si tu hubieras aprendido a comer lentejas no tendrías adular al rey.

martes, 3 de septiembre de 2013

ALEJANDO MAGNO

Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro convoco a sus generales y le comunico tres últimos deseos.

1, Que su ataúd fuese llevado y tras portado por los propios médicos de la época.

2, Que los tesoros que había conquistado ( plata, oro y piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba.

3, Que sus manos quedaran balance han doce en el aire fuera del ataúd, y a la vista de todos.

Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos de seos, le pregunto a Alejandro, ¿cual eran sus razones? Alejandro le explico:

1, Quiero que los más eminentes médicos caguen mi ataúd para así mostrar que ellos no tienen ante la muerte el poder de curar.

2, Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes aquí reconquistados, aquí permanecen.

3, Quiero que mis manos se balanceen  al viento, para que las personas puedan ver que venimos con las manos vacías y con las manos vacías partimos.

Podemos producir más dinero pero no más tiempo.
Cuando dedicamos tiempo a una persona le estamos entregando una porción de nuestra vida  que nunca podremos recuperar.

El mejor regalo que le puedes dar a alguien es tu tiempo, por eso cuando vi este legado pensé en ti.

gracias por el regalo que día tras día me llega, cuando me ofreces tu tiempo ya sea para enviarme correos, llamarme, mensaje arme.... Mi agrade cimiento y cariño con un abraso.

sábado, 31 de agosto de 2013

El cuento del burrito blanco y el burrito negro 31/8/2013.

A las a fuera de un pueblecito, de la provincia de Sevilla, había un granjero, que tenia 8 vacas, 10 ovejas y 2 burritos, uno blanco y otro negro.
Por la mañana a las claras del día el granjero salia para el pueblo con los dos burritos, en el burrito negro llevaba cuatro cantaras de leche, y en el burrito blanco un cántaro con agua, siempre el burrito negro iba más cargado que el burrito blanco aun que el decía que los trataba a los dos iguales, pero el que trabajaba más era el burrito negro.
Un día de fuertes tormentas cuando volvían del pueblo como todos los días, se encontraron que el campo estaba totalmente inundado casi no se podía andar por el agua y barro que había, al pasar por un gran charco de agua y barro  los dos burritos se hundieron hasta el cuello, el granjero comenzó a tirar del burrito negro, al burrito blanco le extraño mucho que su dueño quisiera salvar al burrito negro porque el creía que su o jito derecho era el, pero el granjero pensaba que el que hacia el trabajo era el burrito negro así que era al que le interesaba salvar.
Cuando salieron de aquel gran charco el burrito negro miro para tras y vio como su compañero se quedaba hundido en aquel gran chaco de agua y barro, entonces el granjero dijo va mono ya no se puede hacer nada por el. El burrito negro corrió como nunca lo había hecho para llegar pronto a la granja una vez llegaron a la granja, cuando el granjero lo descargo de sus aparejos el burrito negro dando un brinco  se soltó del granjero y cogiendo una cuerda con la boca corrió hasta donde estaba su compañero rezando por que no se hubiera hundido, cuando llego allí estaba que solo se le veía la cabeza, se adentro hasta donde estaba su compañero le lanzo la cuerda al burrito blanco que la cogió con los dietes,  el burrito negro tiro de el hasta que pudo sacarlo, una vez libre los dos burritos corrieron por el campo, sin ataduras y sin granjero que los esclavizara y vivieron en libertad cuidando uno del otro.  

Del granjero jamas se supo.      

viernes, 30 de agosto de 2013

El cuento del niño rico y la naturaleza

Un padre rico queriendo que su hijo supiese lo que es ser pobre, lo llevo a pasar unos días con una familia de campesinos.
El niño estuvo tres días y tres noches viviendo en el campo.
Al volver a la ciudad, todavía en el coche, el padre le pregunto: ¿que tal tu experiencia? Bien respondió el hijo, un poco distante. ¿Aprendiste algo? Insistió el padre,
SI respondió el hijo,

He aprendido, que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro.

He aprendido, que nosotros tenemos una piscina con agua tratada, que llega hasta mitad del patio, ellos tienen un rió entero, de agua cristalina con peces y otras cosas bellas.

He aprendido que nosotros tenemos iluminación eléctrica en nuestro jardín, y ellos tienen las estrellas y la luna para iluminarlos.

He aprendido que nuestro jardín llega hasta el muro. Y el de ellos hasta el horizonte.

He aprendido: que nosotros compramos la comida; y ellos cocinan.

He aprendido: que nosotros oímos CDS.... y ellos una perpetua sinfonía de pájaros, grillos y otros pequeños animales.... todo eso acompañado a vece por la canción de un vecino que trabaja sus tierras.

He aprendido: que nosotros usamos microondas, y lo que ellos comen tiene sabor a fuego lento.

He aprendido que nosotros para protegernos vivimos rodeado de muros con alarmas.... y ellos viven casi con las puertas abiertas protegido por la amistad de sus vecinos.

He aprendido: que nosotros vivimos conectados al móvil, a la televisivo, al ordenador.... ellos al cielo, al Sol, al agua, al verde del campo, a los animales, a su familias y a sus sombra....

El padre quedo impresionado con la profundidad de su hijo.
Por fin el hijo concluyo: gracias papa por enseñarme lo  pobre que somos.

jueves, 29 de agosto de 2013

El cuento de la liebre y la tortuga

Ser rápido no es lo único que vale, también ser el primero que sale. lo demuestra esta pequeña historia que guardara bien en la memoria. La vivieron una liebre y una tortuga. Esta pregunto con frescura:
-¿ Ves aquel árbol de allí ?
A lo que la tortuga contesto que si. -Llegare a él antes, estoy segura reto la liebre ala tortuga. -¿ antes que yo? ¡ es ridículo! - replico y con que gana la liebre se rió. -te digo que puedo - la tortuga concluyo.
En la salida se colocaron muy dispuestas, llegar la primera al árbol era la apuesta. (Ni el premio ni el árbitro os diré, siempre los hay en estas pruebas, pero la verdad es que no lo se) La liebre podía hacerlo sin tener que correr. Tranquilamente podría ir y volver, era una victoria fácil de obtener prefirió la liebre descansar y ver a la tortuga caminar. Tras la siesta algo de hierba comió, y el tiempo dejo pasar y el viento comprobó. La tortuga iba tan rápido como podía, pero un un kilómetro al año hacia, todo lo que le permitía su cuerpo, se oían sus resoplido por el esfuerzo, pero la liebre entreteniéndose seguía, porque sabía que fácilmente ganaría. Silbo una melodía, ISO el pino, miles de cosas, menos su cometido. al ver a la tortuga cerca de la meta, salio disparada como una flecha. A toda mecha la liebre corrió. más de muy poco le sirvió, aun que fue a veloz paso, la tortuga ya había  ganado. - Te he dicho que ganaría, (verdad) No se de que te vale tu gran velocidad, ni se como te arreglaría con una casa como la mía - dijo la tortuga luciendo una sonrisa.

El cuento del cuervo y la zorra

En una rama de un árbol se posaba un cuervo, que queso en el pico llevaba. El olor del queso a la zorra llego. Que resuelta y hambrienta se acerco. -señor cuervo- la zorra dijo-, con su plumaje me maravilló no e visto nada igual su belleza es excepcional. Si tan excelsa fuera su voz, entre los pájaros seria el mejor. Los halagos lo llenaron de emoción y decidió a la zorra regalarle una canción. Abrió el pico el cuervo ufano sin que fuera para la zorra en vano, presta al vuelo atrapo el queso que el cuervo soltó - señor cuervo- dijo- hay palabras de alabanza que esconden buenas trampas. El que te adula y te alaga busca aquello que te agrada. La advertencia que le he dado vale el queso que he ganado. se desespero el cuervo con el discurso y admitió su estupidez sin gusto. La lección de la zorra aprendió y desatender los halagos prometió        

El cuento de la olla de hierro y la olla de arcilla

Propuso un viaje la olla de hierro a la olla de arcilla. Esta se excuso, alegando que estaba mejor quietecita junto al fogón porque era tan frágil que el menor choque la quebraría. Volvería  echa tiesto. Tu tienes la cascara más fuerte le decía a su compañera y no corre igual peligro. Yo te pondré a cubierto le contesto la olla de hierro. Si algún objeto duro te amenaza yo interpondré librándote del golpe.
Este ofrecimiento la persuade y las dos ollas emprenden el camino moviendo sus tres patas, cojeando y arrastrándose como puede y chocando una con otra al menor traspié ¿ quien lo pago? la pobre olla de arcilla que apena había andado 100 paso fue echa añicos por su misma compañera. Y ni siquiera se atrevió a quejarse.
No nos asociemos más que con nuestros iguales si no queremos que nos pase como a la olla quebrada.

miércoles, 28 de agosto de 2013

La Ratita humana

Erase una vez una ratita: que se había criado en una mansión, con todas clase de comodidades, allí convivía con un perrito que se llamaba Tobía, un gato que se llamaba Rogelio y ella que se llamaba Sofía, allí vivían como reyes, con una familia que tenían una sola hija,  que se llamaba Beatriz, Beatriz quería mucho a los tres animales, tanto que cuando no estaba estudiando siempre estaba jugando con ellos.
Sofía, Rogelio y Tobía, no sabían la rivalidad que existían entre sus razas, puesto que ellos no sabían nada del mundo exterior, porque nunca habían salido de la mansión, siempre  habían permanecidos allí desde que nacieron, no conocían otro mundo que no fuera ese, aun que Beatrid les contaba historias  de sus especies nuca les contaba la verdad para no herir sus sentimientos porque Beatrid los quería tanto que nunca se separaría de ellos.  Un día Beatriz callo enferma y los médicos les diagnosticaron una enfermedad, Beatriz era alérgica a los pelos de los animales. La madre de Beatriz visito a los mejores especialistas del país pero nada se podía hacer porque empleno Siglo XVIII la medicina todavía no estaba muy avanzada, a Beatriz no le quedaba más remedio que separarse con todo el dolor de su corazón de sus tres amigos, a Tobía lo llevo a las afueras del pueblo donde vivía un pastor que tenia 20 ovejas y se lo regalo para que cuidara del rebaño, a Rogelio, se lo regalo a una anciana del pueblo que vivía sola para que les hiciera compañía, pero a Sofía no le encontraba hogar por mucho que anduvo por el pueblo, nadie quería la compañía de una rata por muy limpia que estuviera, la madre de Beatriz no tuvo más remedio que abandonarla a su suerte, Sofía se dio cuenta por ella misma que buscar un hogar para una rata no era tarea fácil, así que no le quedo más remedio que buscar su descendencia, cuando Sofía llego donde vivían las de sus razas se le vino el mundo en cima, de ver como vivían, era un sitio mal oliente, oscuro, sin ninguna ventilación y sin nada que comer que no fueran aquellos excrementos que flotaban en aquellas aguas fértiles, Sofía se negaba a creer lo que veían sus ojos, ella estaba acostumbrada al aire libre, al agua limpia y a comer frutas frescas y raíces… Sofía tenia dos opciones A, acostumbrase ella a vivir como sus compañeras cosa que se negaba rotundamente, o B, enseñarles a sus compañeras a vivir como ella lo había hecho asta hora, ella sabia que no iba hacer tarea fácil. Sofía necesitaba ayuda, pero quien querría ayudar a una ratita, Sofía pensó en Beatriz pero Beatriz debido a su enfermedad no podría acercarse a los animales entonces se acordó de sus dos amigos Tobía y Rogelio, ellos si que querrían ayudarla, Tobía y Rogelio aceptaron gustosamente la propuesta de Sofía.
Tobía, Rogelio y Sofía, trabajaron duro durante un año para educar y enseñarles a las ratitas todo lo que ellos habían aprendido de la vida humana. Ahora viven en un prado a la orilla de un rió con agua corriente y mucha vegetación donde solo comen frutas frescas y raíces.

Aquí acaba este cuento donde se demuestra que los animales se ayudan unos a otros sean de la especie que
sean.