sábado, 31 de agosto de 2013

El cuento del burrito blanco y el burrito negro 31/8/2013.

A las a fuera de un pueblecito, de la provincia de Sevilla, había un granjero, que tenia 8 vacas, 10 ovejas y 2 burritos, uno blanco y otro negro.
Por la mañana a las claras del día el granjero salia para el pueblo con los dos burritos, en el burrito negro llevaba cuatro cantaras de leche, y en el burrito blanco un cántaro con agua, siempre el burrito negro iba más cargado que el burrito blanco aun que el decía que los trataba a los dos iguales, pero el que trabajaba más era el burrito negro.
Un día de fuertes tormentas cuando volvían del pueblo como todos los días, se encontraron que el campo estaba totalmente inundado casi no se podía andar por el agua y barro que había, al pasar por un gran charco de agua y barro  los dos burritos se hundieron hasta el cuello, el granjero comenzó a tirar del burrito negro, al burrito blanco le extraño mucho que su dueño quisiera salvar al burrito negro porque el creía que su o jito derecho era el, pero el granjero pensaba que el que hacia el trabajo era el burrito negro así que era al que le interesaba salvar.
Cuando salieron de aquel gran charco el burrito negro miro para tras y vio como su compañero se quedaba hundido en aquel gran chaco de agua y barro, entonces el granjero dijo va mono ya no se puede hacer nada por el. El burrito negro corrió como nunca lo había hecho para llegar pronto a la granja una vez llegaron a la granja, cuando el granjero lo descargo de sus aparejos el burrito negro dando un brinco  se soltó del granjero y cogiendo una cuerda con la boca corrió hasta donde estaba su compañero rezando por que no se hubiera hundido, cuando llego allí estaba que solo se le veía la cabeza, se adentro hasta donde estaba su compañero le lanzo la cuerda al burrito blanco que la cogió con los dietes,  el burrito negro tiro de el hasta que pudo sacarlo, una vez libre los dos burritos corrieron por el campo, sin ataduras y sin granjero que los esclavizara y vivieron en libertad cuidando uno del otro.  

Del granjero jamas se supo.      

viernes, 30 de agosto de 2013

El cuento del niño rico y la naturaleza

Un padre rico queriendo que su hijo supiese lo que es ser pobre, lo llevo a pasar unos días con una familia de campesinos.
El niño estuvo tres días y tres noches viviendo en el campo.
Al volver a la ciudad, todavía en el coche, el padre le pregunto: ¿que tal tu experiencia? Bien respondió el hijo, un poco distante. ¿Aprendiste algo? Insistió el padre,
SI respondió el hijo,

He aprendido, que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro.

He aprendido, que nosotros tenemos una piscina con agua tratada, que llega hasta mitad del patio, ellos tienen un rió entero, de agua cristalina con peces y otras cosas bellas.

He aprendido que nosotros tenemos iluminación eléctrica en nuestro jardín, y ellos tienen las estrellas y la luna para iluminarlos.

He aprendido que nuestro jardín llega hasta el muro. Y el de ellos hasta el horizonte.

He aprendido: que nosotros compramos la comida; y ellos cocinan.

He aprendido: que nosotros oímos CDS.... y ellos una perpetua sinfonía de pájaros, grillos y otros pequeños animales.... todo eso acompañado a vece por la canción de un vecino que trabaja sus tierras.

He aprendido: que nosotros usamos microondas, y lo que ellos comen tiene sabor a fuego lento.

He aprendido que nosotros para protegernos vivimos rodeado de muros con alarmas.... y ellos viven casi con las puertas abiertas protegido por la amistad de sus vecinos.

He aprendido: que nosotros vivimos conectados al móvil, a la televisivo, al ordenador.... ellos al cielo, al Sol, al agua, al verde del campo, a los animales, a su familias y a sus sombra....

El padre quedo impresionado con la profundidad de su hijo.
Por fin el hijo concluyo: gracias papa por enseñarme lo  pobre que somos.

jueves, 29 de agosto de 2013

El cuento de la liebre y la tortuga

Ser rápido no es lo único que vale, también ser el primero que sale. lo demuestra esta pequeña historia que guardara bien en la memoria. La vivieron una liebre y una tortuga. Esta pregunto con frescura:
-¿ Ves aquel árbol de allí ?
A lo que la tortuga contesto que si. -Llegare a él antes, estoy segura reto la liebre ala tortuga. -¿ antes que yo? ¡ es ridículo! - replico y con que gana la liebre se rió. -te digo que puedo - la tortuga concluyo.
En la salida se colocaron muy dispuestas, llegar la primera al árbol era la apuesta. (Ni el premio ni el árbitro os diré, siempre los hay en estas pruebas, pero la verdad es que no lo se) La liebre podía hacerlo sin tener que correr. Tranquilamente podría ir y volver, era una victoria fácil de obtener prefirió la liebre descansar y ver a la tortuga caminar. Tras la siesta algo de hierba comió, y el tiempo dejo pasar y el viento comprobó. La tortuga iba tan rápido como podía, pero un un kilómetro al año hacia, todo lo que le permitía su cuerpo, se oían sus resoplido por el esfuerzo, pero la liebre entreteniéndose seguía, porque sabía que fácilmente ganaría. Silbo una melodía, ISO el pino, miles de cosas, menos su cometido. al ver a la tortuga cerca de la meta, salio disparada como una flecha. A toda mecha la liebre corrió. más de muy poco le sirvió, aun que fue a veloz paso, la tortuga ya había  ganado. - Te he dicho que ganaría, (verdad) No se de que te vale tu gran velocidad, ni se como te arreglaría con una casa como la mía - dijo la tortuga luciendo una sonrisa.

El cuento del cuervo y la zorra

En una rama de un árbol se posaba un cuervo, que queso en el pico llevaba. El olor del queso a la zorra llego. Que resuelta y hambrienta se acerco. -señor cuervo- la zorra dijo-, con su plumaje me maravilló no e visto nada igual su belleza es excepcional. Si tan excelsa fuera su voz, entre los pájaros seria el mejor. Los halagos lo llenaron de emoción y decidió a la zorra regalarle una canción. Abrió el pico el cuervo ufano sin que fuera para la zorra en vano, presta al vuelo atrapo el queso que el cuervo soltó - señor cuervo- dijo- hay palabras de alabanza que esconden buenas trampas. El que te adula y te alaga busca aquello que te agrada. La advertencia que le he dado vale el queso que he ganado. se desespero el cuervo con el discurso y admitió su estupidez sin gusto. La lección de la zorra aprendió y desatender los halagos prometió        

El cuento de la olla de hierro y la olla de arcilla

Propuso un viaje la olla de hierro a la olla de arcilla. Esta se excuso, alegando que estaba mejor quietecita junto al fogón porque era tan frágil que el menor choque la quebraría. Volvería  echa tiesto. Tu tienes la cascara más fuerte le decía a su compañera y no corre igual peligro. Yo te pondré a cubierto le contesto la olla de hierro. Si algún objeto duro te amenaza yo interpondré librándote del golpe.
Este ofrecimiento la persuade y las dos ollas emprenden el camino moviendo sus tres patas, cojeando y arrastrándose como puede y chocando una con otra al menor traspié ¿ quien lo pago? la pobre olla de arcilla que apena había andado 100 paso fue echa añicos por su misma compañera. Y ni siquiera se atrevió a quejarse.
No nos asociemos más que con nuestros iguales si no queremos que nos pase como a la olla quebrada.

miércoles, 28 de agosto de 2013

La Ratita humana

Erase una vez una ratita: que se había criado en una mansión, con todas clase de comodidades, allí convivía con un perrito que se llamaba Tobía, un gato que se llamaba Rogelio y ella que se llamaba Sofía, allí vivían como reyes, con una familia que tenían una sola hija,  que se llamaba Beatriz, Beatriz quería mucho a los tres animales, tanto que cuando no estaba estudiando siempre estaba jugando con ellos.
Sofía, Rogelio y Tobía, no sabían la rivalidad que existían entre sus razas, puesto que ellos no sabían nada del mundo exterior, porque nunca habían salido de la mansión, siempre  habían permanecidos allí desde que nacieron, no conocían otro mundo que no fuera ese, aun que Beatrid les contaba historias  de sus especies nuca les contaba la verdad para no herir sus sentimientos porque Beatrid los quería tanto que nunca se separaría de ellos.  Un día Beatriz callo enferma y los médicos les diagnosticaron una enfermedad, Beatriz era alérgica a los pelos de los animales. La madre de Beatriz visito a los mejores especialistas del país pero nada se podía hacer porque empleno Siglo XVIII la medicina todavía no estaba muy avanzada, a Beatriz no le quedaba más remedio que separarse con todo el dolor de su corazón de sus tres amigos, a Tobía lo llevo a las afueras del pueblo donde vivía un pastor que tenia 20 ovejas y se lo regalo para que cuidara del rebaño, a Rogelio, se lo regalo a una anciana del pueblo que vivía sola para que les hiciera compañía, pero a Sofía no le encontraba hogar por mucho que anduvo por el pueblo, nadie quería la compañía de una rata por muy limpia que estuviera, la madre de Beatriz no tuvo más remedio que abandonarla a su suerte, Sofía se dio cuenta por ella misma que buscar un hogar para una rata no era tarea fácil, así que no le quedo más remedio que buscar su descendencia, cuando Sofía llego donde vivían las de sus razas se le vino el mundo en cima, de ver como vivían, era un sitio mal oliente, oscuro, sin ninguna ventilación y sin nada que comer que no fueran aquellos excrementos que flotaban en aquellas aguas fértiles, Sofía se negaba a creer lo que veían sus ojos, ella estaba acostumbrada al aire libre, al agua limpia y a comer frutas frescas y raíces… Sofía tenia dos opciones A, acostumbrase ella a vivir como sus compañeras cosa que se negaba rotundamente, o B, enseñarles a sus compañeras a vivir como ella lo había hecho asta hora, ella sabia que no iba hacer tarea fácil. Sofía necesitaba ayuda, pero quien querría ayudar a una ratita, Sofía pensó en Beatriz pero Beatriz debido a su enfermedad no podría acercarse a los animales entonces se acordó de sus dos amigos Tobía y Rogelio, ellos si que querrían ayudarla, Tobía y Rogelio aceptaron gustosamente la propuesta de Sofía.
Tobía, Rogelio y Sofía, trabajaron duro durante un año para educar y enseñarles a las ratitas todo lo que ellos habían aprendido de la vida humana. Ahora viven en un prado a la orilla de un rió con agua corriente y mucha vegetación donde solo comen frutas frescas y raíces.

Aquí acaba este cuento donde se demuestra que los animales se ayudan unos a otros sean de la especie que
sean.